Las actividades encomendadas para esta segunda semana de trabajo, me remontaron a través del tiempo hasta rememorar “mis años maravillosos” como estudiante e inciertos primeros pasos en la labor magisterial, así como algunos grises y “tormentosos” días en la escuela.
Nuestro trabajo en la docencia, va más allá de la imitación o copia de los modelos de quienes fueron nuestros maestros, desgraciadamente no existió ni está presente una ayuda, que nos indique ¿cómo ser un buen maestro?, aunque no dudo de que todos los que integramos este grupo queremos serlo e incluso pensamos que si lo somos, pero realmente el conocimiento y reconocimiento de nuestra labor, ve sus frutos cosechados cuando analizamos nuestras acciones o nuestro desempeño académico, siendo hasta ese momento cuando iniciamos a formar la propia identidad docente, el estilo propio, obteniendo el respeto y el reconocimiento tanto de los alumnos, padres de familia, como el de los compañeros profesores.
El trabajo del maestro conlleva el manejo de los contenidos, así como la aplicación de métodos de enseñanza, mismos deben ser comprensibles para el nivel de educativo en el que estamos trabajando, no podemos enseñar a adolescentes como si fueran adultos o niños, en el orden que analicemos a qué tipo de personas vamos a impartir clases, deberemos ajustarnos al entorno que rodean a la población existente, hay que hacer entender, empezando por entenderlo nosotros mismos.
No obstante la facilitación de los contenidos y la elaboración del plan de clase, no serán suficientes ya que las vías de comunicación deberán ser en toda medida de respeto y agradables para el alumno, recordemos que para muchos de ellos nosotros somos el “ejemplo a seguir” o para otros el “enemigo a vencer”, por ello el manejo adecuado de la situaciones en el aula son de vital importancia, estableciendo una disciplina que nos permita “proveer” el conocimiento”; todo ello sin olvidar que hay que disfrutar lo que hacemos y con quiénes lo hacemos, fatal resulta ese error de “desplazar o hacer a un costado” a los alumnos que nos meten en apuros en medio de la clase, recordemos que son seres humanos, así como nosotros y que además tienen muchos problemas sociales propios de la edad y en algunos casos problemas de desintegración o inoperancia familiar, así como una enorme cantidad de carencias económicas, educativas y culturales.
Consideremos lo anterior no como una serie de obstáculos, sino como un verdadero “reto” o una gigantesca área de oportunidades repleta de diamantes en bruto, listos para ser pulidos. ¿Cuál es el valor cualitativo que tiene para nosotros el evaluar a un alumno mesurado? Sabiendo de antemano que consumará las expectativas. Por el contrario es más significativo y gratificante motivar a un alumno que se comporta hiperactivamente, indiferente, frío, osco, irreverente o agresivo, motivándole, apoyándolo y haciéndolo sentir que es parte toral de la clase, el ser docente es un gran compromiso y esto implica que poseamos una actitud de espíritu renovador para nuestros jóvenes y nosotros mismos, ellos son los motivos de nuestra “hermosa” profesión, hay que adaptarnos a los individuos del “hoy, del aquí y el ahora”, para aportarles conocimientos que puedan aplicar desde este instante y hasta el mañana remoto, es decir para que su aprendizaje sea verdaderamente significativo.
Ser profesor es sin duda alguna algo que me complace día con día. Mi aventura de ser maestro implica y me motiva a que aprenda a la par de mis alumnos, teniendo como propósito formarles académicamente, resaltando en ellos así como en mi persona valores como el respeto, la tolerancia, la igualdad, siendo amigo, compañero, humano y mentor.
Gracias al tiempo en el que me desenvuelvo, a la preparación anterior, la experiencia y formación actual, la docencia ha dejado en mí una recompensa, la segunda más bonita del mundo después de ser padre, una gran vocación, la mejor de todas.
Ser un maestro.
Les envío un saludo cordial.
Por su atención muchas gracias.
Armando Gutiérrez Pozos
Buenas noches compañero Armando, al leer tus aportaciones me doy cuenta del profesionalismo que tienes para con la docencia, pocos docentes tienen comentarios positivos de esta noble labor de ser maestro, y por ello se debe cuidar la imagen que se tiene de nosotros en la institución y en la comunidad. El éxito de nuestro trabajo es estar bien
ResponderEliminarpreparados, ser responsables, tener vocación y ser el transmisor de valores, cultura, conocimientos y educación.
Atentamente: Yolanda